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Aunque no lo creas, no hay nada más personal que la almohada en la que duermes todos los días. 

Si compartes tu cama con alguien, es muy importante que cada uno tenga su propia almohada. Está claro que cada persona, como cada relación, es diferente y necesita de unas condiciones específicas para poder dormir bien. Compartas colchón o no, lo que no te recomendamos es compartir la misma almohada.

Cada uno debe elegir la almohada que mejor se adapte a sus necesidades. Y no sólo es cuestión de gustos, el hecho de compartir almohada puede repercutir en tu salud, ya que cada almohada acumula un ecosistema diferente adaptado a cada uno.

Es muy común tener una piel perfecta siguiendo nuestro ritual nocturno de limpieza facial antes de acostarte, y de repente desde que empezaste a compartir tu almohad, te hayan comenzado a aparecer granos e irritaciones en la piel que no tenías desde la pubertad.

Cada piel humana favorece la aparición de diferentes bacterias, hongos y ácaros ya que se adaptan a tu tipo de piel, sudor y grasa cutánea.

Consecuencias de compartir almohada

Las alergias que cogemos sin darnos cuenta pueden estar motivadas, muchas veces, por algo tan banal en apariencia como la almohada con la que dormimos.

Que los ácaros se instalen en ella es inevitable con el paso del tiempo, sobre todo en determinadas épocas del año.

Existen algunas almohadas que impiden que aniden en ellas, pero debemos recordar algunas premisas básicas, ya que puede repercutir en nuestra salud:

  • La vida útil de nuestra almohada  no debería sobrepasar nunca los 2 años. Ya que una parte importante de la almohada podría estar compuesta por ácaros de polvo, secreciones de los mismos ácaros, piel muerta, bacteria y saliva
  • Ventilar la almohada todos los días.
  • Darle la vuelta cada semana.
  • Aspirar con aspirador de mano de vez en cuando para eliminar ácaros y esporas de hongos.
  • Lavar mensualmente la almohada con agua muy caliente y detergentes específicos.

Aunque no lo creas, una almohada sin una higiene correcta puede llegar a tener miles de esporas de hongos, el más común llamado “aspergillus” se asocia con padecer asma.

Lo importante, según los expertos, es cuidarse de los ácaros del polvo si se tiene alergia o asma, ya que se sufrirán los efectos de inhalar sus excrementos desecados mezclados con su piel muerta.

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