Actualmente es normal para nosotros vestir nuestras camas con sabanas y edredones. Las elegimos dependiendo la decoración de nuestra recamara y elegimos el material que más nos gusta. Pero se han puesto ha pensar, ¿de donde viene esta costumbre?
Las primeras sábanas que se encontraron fueron en el año 3500 AC, en el Egipto antiguo, lo cual nos indica que, desde el inicio de los tiempos, el ser humano buscaba protección del clima durante su descanso.
También en el imperio romano se encontraron vestigios de sabanas de algodón y cobijas de lana, las cuales se presume pertenecían a la clase alta.
La ropa de cama era difícil de conseguir, tenían que fabricarse a la medida de cada una de las camas de los integrantes de las familias reales y tardaban meses en conseguir y transportar las telas para su confección.
Ya que era catalogada como un lujo en la edad media, las sábanas se heredaban, siendo uno de los artículos más exclusivos de las casas. Las clases menos privilegiadas dormían entre hojas o paja, y si tenían suerte, alguna piel de algún animal.
Fue entonces durante la revolución industrial que se empezó a optimizar el uso de materiales, se aprendió a sacarle mejor provecho al algodón y al poliéster, por lo que se empezó a fabricar en serie la ropa de cama, junto con los colchones y las almohadas.
En la actualidad el uso de la ropa de cama ya no es un privilegio de unos cuantos, ya es una necesidad básica. Existen miles de variantes en diseño, materiales e incluso tamaños que se ajustan a nuestras necesidades diarias y al presupuesto de todos los bolsillos.
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